“El arte de las relaciones se basa, en buena medida, en la habilidad para relacionarnos adecuadamente con las emociones ajenas.”
Daniel Goleman
La capacitación de recursos humanos, cada vez con más énfasis, se enfoca en el desarrollo y entrenamiento de las competencias blandas con el claro objetivo de que las personas que trabajan en la organización puedan obtener los resultados que se requieren en todos los puestos, más allá de las diferencias de las áreas que ocupan o de los conocimientos técnicos.
A diferencia de las competencias blandas, las competencias de desarrollo técnico-profesional incluyen los conocimientos y procedimientos en relación con un determinado ámbito profesional o especialización. Se relacionan con el “saber” y el “saber hacer” necesarios para el desempeño de una actividad laboral.
Las habilidades blandas (soft skills), también conocidas como competencias transversales, son aquellas que las personas desarrollan independientemente del área profesional a la que se dedique, a las que las neurociencias pueden aportar descubrimientos y aplicaciones sobre dichos procesos.
Entre las competencias blandas o transversales más importantes y más buscadas por las empresas podemos enumerar las siguientes:
- Compromiso: es muy frecuente que las empresas busquen personas muy comprometidas con el trabajo, ya que por lo general no suelen requerir de mucha supervisión para cumplir responsablemente con sus tareas de forma confiable.
- Capacidad de toma de decisiones: tener la habilidad de tomar decisiones de forma ágil, informada y sensata es una competencia muy valorada para cualquier puesto de trabajo.
- Comunicación interpersonal: contar con buenas habilidades de comunicación, tanto oral como escrita, es una cualidad sumamente valorada en todos los ámbitos de trabajo, facilita el trato con los colegas, la resolución de conflictos y el dar y recibir instrucciones de forma clara y precisa.
- Gestión emocional: para por ejemplo, poder cumplir con las fechas límite, lidiar con las crisis y enfrentar los cambios y problemas a último momento es parte de una cualidad cada vez más esencial.
- Creatividad y resolución de problemas: las personas que no solo se enfocan en el problema, sino que además buscan una solución de forma lógica y creativa, son aportes de gran valor para cualquier organización.
- Gestión del tiempo: se trata de saber dar prioridad a las tareas más importantes y urgentes, así como delegar o dedicar menos tiempo a las que no lo son tanto.
- Flexibilidad en el cerebro: frente a los cambios, saber adaptarse a las circunstancias y no temer a los nuevos desafíos es evidencia de una plasticidad cerebral que se traduce en una personalidad flexible.
- Trabajo en equipo: poder trabajar en equipo de forma abierta, transparente y constructiva, es una competencia transversal fundamental para desempeñarse en casi cualquier actividad.
- Liderazgo: saber liderar y motivar a los demás para que den lo mejor de sí mismos es una competencia muy apreciada por las empresas.
En el análisis de desempeño en la realidad de las organizaciones, el 15% de las competencias se corresponden a las técnicas y el 85% se corresponden a las competencias blandas, para poder adquirirlas o desarrollarlas en el personal, se pueden emplear todos los métodos y recursos que aportan las neurociencias en temas de liderazgo, motivación, comunicación, negociación, gestión emocional y gestión del cambio entre otros.
Marcelo Cristale